En un reciente encuentro con los alcaldes de la macrozona norte, el alcalde de Mejillones, Marcelino Carvajal, abordó un tema de gran relevancia para los vecinos de su comuna: la iluminación de los espacios públicos. La nueva normativa lumínica, implementada en octubre, ha suscitado un intenso debate, especialmente por la transición de la luz fría (blanca) a la luz cálida (amarilla), afectando principalmente a los nuevos proyectos urbanos.
Carvajal ha expresado que esta modificación ha sido mal recibida por la comunidad, que la percibe como poco estética y un factor que incrementa la sensación de inseguridad. En sus palabras, “Todo el mundo habla de atacar la delincuencia, pero eso no solamente se hace con policías, también se hace construyendo parques, recuperando sitios eriazos, iluminando los sectores oscuros.” Sin embargo, la normativa impuesta por el Ministerio de Medio Ambiente, que busca promover una iluminación más sostenible y reducir el impacto sobre la astronomía y la biodiversidad, ha llevado a que las comunas deban adoptar medidas que, según Carvajal, desatienden la seguridad pública y el desarrollo urbano.
El alcalde subraya que, aunque la región alberga algunos de los mejores observatorios del mundo, los costos de esta normativa recaen sobre los municipios. La imposición de luces amarillas ha generado un entorno nocturno poco atractivo, lo que ha llevado a un aumento en la percepción de inseguridad y ha afectado la utilización de espacios públicos. Carvajal concluye que la falta de iluminación adecuada en lugares como el paseo de Antofagasta, aún no inaugurado, ha incentivado actividades no deseadas, lo que pone de manifiesto la necesidad de equilibrar la sostenibilidad ambiental con la seguridad y el bienestar de los ciudadanos.