Las elevadas temperaturas estivales pueden afectar de manera significativa la calidad del sueño, dificultando un descanso reparador y, a su vez, interfiriendo en las actividades cotidianas. Esta preocupación es válida, ya que un sueño ineficaz puede repercutir en diversos aspectos de nuestra vida diaria.
Para garantizar un sueño óptimo, es fundamental que el dormitorio mantenga una temperatura agradable, así como un ambiente con mínimo ruido y luz. Mantener el espacio limpio y ventilado contribuye a frescor durante la noche, lo que puede lograrse cerrando las cortinas durante el día para bloquear la luz solar directa. Asimismo, se sugiere generar una corriente de aire entre el dormitorio y una habitación adyacente o utilizar ventiladores para favorecer la circulación del aire. En caso de optar por mantener las ventanas abiertas, es recomendable el uso de tapones para los oídos con el fin de mitigar los ruidos externos y colocar topes en las puertas para evitar ruidos molestos producidos por el viento.
Otra estrategia eficaz para combatir el calor durante la noche es aligerar la ropa de cama. Se aconseja disponer de una sábana o colcha delgada, teniendo en cuenta que la temperatura puede descender durante la madrugada, lo cual podría llevar a necesitar un ligero abrigo.